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“Se está apostando por nuevas directoras, con presupuestos bastante limitados, pero que tienen una voz propia”

By 22 de mayo de 2023Entrevistas

Andrea Jaurrieta (Pamplona, 1986) es licenciada en Comunicación Audiovisual, máster en Dirección Cinematográfica y Diplomada en Arte Dramático por el Laboratorio de William Layton. Combina sus proyectos cinematográficos con su trabajo como profesora de Historia del Cine, Interpretación y Dirección en escuelas especializadas y universidades; ha impartido masterclass de cine en la Sorbona de París, la ECAM, la Universidad Complutense de Madrid o la ESCAC de Barcelona. 

En 2018, escribió, dirigió y produjo su primer largometraje, Ana de día, nominada al Goya a Mejor Dirección Novel. Actualmente, está rodando Nina, su segundo largometraje, entre Bermeo y Mundaka: Nina, a sus 45 años, decide volver al pueblo costero donde creció para vengarse del hombre que arruinó su vida y al que el pueblo rinde ahora homenaje. El reencuentro con su lugar de origen, con sus recuerdos del pasado y con Blas, un amigo de la infancia, le harán plantearse si la venganza es el único camino.

 

Preséntanos Nina, ¿por qué te has decidido por el género western?

En realidad, Nina es un western contemporáneo, no es un western al uso. Simplemente comparte con el género una estructura narrativa, unos arquetipos de personajes, un uso del paisaje y de los elementos para contar la historia, y una forma de planificación muy clásica y muy cercana a este género, pero no es un western puro.

 

¿Por qué has decidido abordar el tema de la venganza? Un tema, como tú has dicho alguna vez, menos habitual en el universo femenino que masculino. 

Cuando leí la obra de teatro de José Ramón Fernández, Nina, con la que me identifiqué mucho, sentí que las motivaciones de la vuelta de la protagonista al pueblo me llevaban hacia una cosa más violenta o más vengativa. Entonces, a partir de ahí, imaginé una vuelta de tuerca al personaje de Nina, más contemporáneo y un poco más agresivo, más cercano al tipo de personajes protagónicos que me gustan a mí.

 

¿Qué tal está yendo el rodaje?

Está yendo muy bien, muy rápido, porque solamente son cinco semanas y media. Me gustaría tener más tiempo para poder detenerme, pensar, decidir ciertas cosas, pero el ambiente está siendo muy bueno y creo que está quedando todo muy bonito.

 

¿Por qué has elegido para localizar Bermeo y Mundaka?

He elegido Bermeo y Mundaka porque creo que visualmente son unos pueblos que aportan mucho a la historia, que están cerca del mar y que se han mantenido muy fieles a lo largo del tiempo, que no están muy modernizados ni puestos de cara al turismo. Todo esto me servía para contar una historia que sucede en dos tiempos, pasado y presente. Y también esta zona del Urdaibai para mí tenía algo visual: la fuerza que tiene el mar, cómo cambian las mareas, la extensión del verde y del paisaje… Aportaba mucho a la psicología del personaje protagonista, que tiene mucho que ver con el western en ese uso de los paisajes, y también para darle un poco más de épica a la historia.

 

¿Cómo está siendo el trabajo con los actores: Patricia López Arnaiz, Darío Grandinetti…?

Patricia y Darío están siendo super profesionales, son buenísimos. También Iñigo Aranburu y Aina Picarolo, que me parece que van a ser una gran revelación. También están Daniel Vitalle y Ainara Pérez, dos chavales jóvenes de Pamplona que están genial, se hacen amigos de la protagonista. Estoy muy contenta con el reparto. 

 

¿Con qué te quedas de la trayectoria de tu primer largometraje, Ana de día

Me quedo con la libertad creativa que tuvimos, el equipo que construímos, las amistades que hice y con el aprendizaje. Creo que si no hubiera hecho Ana de día como la hicimos, no hubiera podido afrontar Nina como la estoy afrontando.

 

En los últimos tiempos estáis brillando algunas directoras jóvenes españolas que triunfáis con un cine de calidad hecho desde la periferia: Carla Simón, Estibaliz Urresola, Maria Elorza… ¿Te sientes parte de un movimiento? ¿Tienes afinidades con estas cineastas?

Carla Simón y Estibaliz Urresola son amigas, así que sí tengo afinidades. Pero creativamente, creo que cada una de nosotras tiene su estilo propio, bastante diferenciado, de hecho. Afortunadamente sí me siento parte de un movimiento, porque en los últimos años se está apostando por nuevas directoras, y se está viendo que podemos llegar lejos con películas con unos presupuestos bastante limitados, pero que tienen una voz propia. 

 

¿Qué recorrido está teniendo Ballenas aplastadas por el hielo

Ballenas aplastadas por el hielo es un proyecto muy punky que hicimos en un momento en el que las cosas iban muy mal y que monté el año pasado, cuando las cosas no iban tan bien. Así que es un proyecto paralelo, que se mueve por sí mismo. Va muy bien porque se está viendo y nos lo han pedido en muchos sitios, pero tiene vida propia, nuestros esfuerzos están ahora mismo centrados en Nina.  

 

Nina ha recibido una ayuda del Gobierno de Navarra. Y, por otro lado, ¿cómo ves el cine que se hace actualmente en Navarra?

Nina recibió una ayuda al desarrollo del Gobierno de Navarra, pero no pudimos pedir la ayuda de producción porque no íbamos a cumplir lo que se pide porque Navarra, desafortunadamente no tiene mar, y teníamos que venirnos a rodar a una zona marítima.

Me gustaría que se pudiera hacer más cine en Navarra, que los incentivos fiscales no solamente fueran el centro de todo lo que pasa en Navarra, sino que se apostara también por proyectos diversos y más grandes, porque creo que tenemos posibilidades de hacer muchas cosas y todavía queda un poco de camino por recorrer hasta que consigamos hacer frente a otras zonas donde se ha invertido más en cine.